Mujeres sobre mujeres (1998)


 ¿Qué contiene?

Uno de los tabúes más celosamente acallados durante generaciones: las relaciones entre mujeres. Profundizando en la nueva identidad femenina, esta pionera en la investigación de las relaciones humanas, ofrece las claves para comprender, desde una lúcida perspectiva, los vínculos familiares, laborales, sentimentales, y sexuales que caracterizan a la mujer de este nuevo milenio. Una obra capital para entender la identidad femenina y desarrollar pautas de conducta y actitudes más sanas, partiendo de todo tipo de relaciones femeninas (no únicamente lésbicas) como relaciones entre madres e hijas, hermanas, mujeres heterosexuales y lesbianas.

¿De qué trata?

  •  “Cuando un impulso natural se reprime y no se reconoce conscientemente (como el deseo de besar, abrazar, o de estrechar a alguien entre los brazos), suelen originar sentimientos de culpa y ansiedad. Tal represión puede llevar más tarde a experimentar sentimientos semiinconscientes de rechazo, que a su vez engendran otros de desconfianza y aversión hacia la misma persona que originalmente nos atraía. Por supuesto, se trata de un fenómeno psicológico bien conocido, que, por desgracia, suele producirse a un nivel muy sutil entre mujeres, por ejemplo entre las amigas y compañeras de trabajo. En definitiva, el hecho de ser demasiado amigable o estar demasiado cerca crea una sensación de peligro indefinido que la mayoría de las mujeres experimentan por primera vez con sus propias madres durante la infancia y la pubertad…”
  • “Si además sus relaciones con otras mujeres son emocionalmente más ricas que con los hombres, no es raro que se pregunten si no serían más felices dedicando más tiempo y energía a las personas de su mismo sexo, prestándoles más atención, en lugar de centrarse automáticamente en las del opuesto. No obstante, otra parte de nosotras mismas se resiste a la idea: ¿qué sacaríamos en limpio si nos centráramos en la relación con otra mujer? ¿Se regirá también ella por estas mismas nuevas reglas, o nos abandonará en el momento menos pensado? El hombre afirma la leyenda de que siempre tiene más que ofrecer: es fuerte, así que podemos apoyarnos en él; ganará más dinero y lo compartirá con nosotras, así que podremos tener hijos, y así sucesivamente. Este es el plan de vida estereotípico reservado a la mujer. Pero muchas están descubriendo que, cuando intentan cumplirlo, no suele salir bien. A menudo se culpan a sí mismas (“soy incapaz de encontrar al hombre adecuado”).”
  • “En resumen: si, como informan multitud de estudios actuales –incluido el mío-, muchas mujeres no encuentran relaciones satisfactorias con los hombres, está claro que tienen derecho a probar otros caminos.”
  • “Las personas se sienten muy solas cuando no reciben suficientes demostraciones físicas de cariño. Las mujeres hemos aprendido a aceptarlas sólo cuando proceden de los hombres o están destinadas a ellos, porque así se nos ha enseñado; acariciar o abrazar estrechamente a otra mujer está prohibido. Sin embargo, muchas se sienten más unidas emocionalmente a otra u otras mujeres que al hombre que aman. Con frecuencia dicen que desearían poder hablar con él de la forma en que lo hacen con sus mejores amigas”:
  • “Las relaciones lésbicas no son anormales. En el siglo XIX, e incluso en el XX, ellos (los hombres) fueron los que dijeron que era anormal que las mujeres se quisieran demasiado. Hoy día, los fundamentalistas del mundo árabe y de Occidente continúan diciendo lo mismo. Pero contemplando la Historia con objetividad, las cosas no siempre han sido así; véanse La Grecia Clásica (Foucault), Occidente en los siglos XVIII y XIX (L. Faderman), La prehistoria (M. Gimbutas), así como la extensa literatura de los últimos 20 años sobre mujeres que documentan con orgullo su vida con otra mujer, como por ejemplo Rubyfruit Jungle (R. M. Brown), The Colour Purple (A. Walter) y mis propios informes.”                                                                                           
  • “¿De dónde procede el tabú de que las mujeres compartan su cuerpo? La sexualidad femenina (la actividad reproductora) tenía que estar controlada en la sociedad patriarcal, porque la paternidad tenía que ‘quedar fuera de toda duda’, ya que la ‘propiedad’, según lo decidió el nuevo grupo’, ‘debía’ transmitirse por línea masculina.”
  • “Cómo mejorar el sistema

Pero seguro te estarás preguntando: ‘¿Por dónde empezar?’. Comienza por sonreír a la mujer que tengas al lado. Después, haz lo mismo con las que no conoces o con cualquier mujer que esté cerca de ti en ese momento. A continuación, diles 3 cosas positivas a tu mejor amiga, hoy y cada día. También a diario, asegúrate de que alguien o algo abrace tu cuerpo durante al menos un cuarto de hora; puede ser alguien a quien ames, una amistad, pero también el agua del baño o las sábanas de tu cama, si estás sola y no puedes (o no quieres) tener contacto humano. En otras palabras, ámate también físicamente. Dedica un día a la semana a quedar con alguien, hombre o mujer. Sal con esa persona, dile cosas agradables, lleva flores o un pequeño regalo y disfruta de la velada o del día. (Y, si lo estás pasando mal… ¡vete!) Tú decides si le intentas explicar o no las reglas del juego a esa amistad.”

  • “La visión freudiana del mundo remedaba el sistema social de su tiempo, aplicando sus dogmáticas categorías al inconsciente como si se tratara de verdades inmutables. Sus puntos de vista se han convertido  en la base de la ‘psicocháchara’ que impregna la cultura popular, las revistas, y que ha inundado nuestro lenguaje, nuestro vocabulario.”

 Veredicto:

Interesante.