Pornografía (1960)

«Me angustió la idea de que su hermosura buscara mi fealdad.»

¿Qué contiene?

El autor mismo nos lo aclara en la introducción:

«En ‘Pornografía’ he renunciado a la distancia que proporciona el humorismo. No es una sátira, sino una novela. Una novela clásica… la novela de dos señores de media edad y de una pareja adolescente: una novela metafísico-sensual.»

¿De qué trata?

En primera persona, Gombrowicz mismo protagoniza esta narración, en la Varsovia de 1946.

Cierto día, estando con Fryderyk en unas tertulias organizadas con amigos, reciben una invitación de Hipolite para ir al campo.

Ahí, un día que van a la iglesia, Gombrowicz queda totalmente trastornado por la visión de dos jovencitos de aproximadamente dieciséis años. El muchacho, Karol, es hijo del administrador y se está quedando con Hipolite porque se metió en un problema, probablemente le haya pegado un tiro a alguien, pero a Gombrowicz no le queda claro exactamente de qué se trata y no puede averiguar más de momento.

La cuestión es que la compañía de Fryderyk le provoca una especie de fastidio.

«Lo horrendo era que se me hacía del todo imposible lograr una cierta unidad entre aquellos dos estados de ánimo – el negro, que había surgido de Fryderyk, y el fresco y apasionado, el de ellos- estaban separados, era imposible confrontarlos.»

La juventud de Karol le provoca ciertas emociones a Gombrowicz:

«Dividido entre niño y hombre (lo cual le hacía inocentemente ingenuo y a la vez despiadadamente experimentado) no era sin embargo ni lo uno ni lo otro. Era cierto tercer término. Era ante todo juventud en él violenta, cortante, que le arrojaba a la crueldad, a la brutalidad y la obediencia. Le condenaba a la esclavitud y a la bajeza. Era bajo porque era joven. Malo porque era joven. Sensual porque era joven. Carnal porque era joven. Destructor porque era joven y en su juventud, despreciable. Y el punto más interesante: lo más fino que tenía, su sonrisa, era precisamente lo que le ataba a la bajeza ya que aquel niño, desarmado por su predisposición a reírse, no podía defenderse.» 

La otra adolescente que lo trastorna es Henia, hija de Hipolite y María. Gombrowicz está sorpendidísimo de que entre Henia y Karol no pasa nada.

«No, ¡no había modo de soportarlo! ¡Nada, nada! Nada más que mi pornografía apacentándose en ellos.»

Al día siguiente de su encuentro con los adelescentes, se siente diferente:

«En aquella mañana me sentía febril y casi enfermo por las fervientes agitaciones del día anterior. Por tanto fuego y tanto brillo -porque hay que comprender que todo aquello se había precipitado sobre mí de sopetón tras unos años sofocantes, agotadores, puercos, grises o desgarrados hasta el frenesí. Años a lo largo de los cuales casi había olvidado lo que es la hermosura- a lo largo de los cuales sólo se olía a cadáver y ahí, de pronto, florecía ante mí la posibilidad de un ardiente idilio primaveral, de lo cual ya me había despedido y a la supremacía del asco, cedía el lugar a una asombrosa apetencia de aquellos dos adolescentes. No quería ya nada más.»

Y constantemente se pregunta de qué tanto se había dado cuenta Fryderyk. Se le vuelve una obsesión. La necesidad de averiguar qué tanto sabía, qué pensaba, qué se figuraba, se le volvió un tormento. Hasta que una mañana sorprende a Fryderyk acechando a escondidas a Karol. Witold se da cuenta de que  Fryderyk sabía.

«Total, él sabía que yo sabía que él sabía.»

Los cuatro (Fryderyk, Henia, él y Karol), se convierten en «una curiosa combinación erótica. Un sorprendente cuarteto sensual.»

Un día, por ejemplo, se encuentran a Henia pelando papas. Karol estaba hasta los establos. Comienzan un jueguito. LLevan a Henia con Karol, caminando con el pretexto de dar un paseo. Karol le dice a Henia que le remangue los pantalones y empiezan una especie de juego provocador.

«De aquel modo los introducía en la enormidad de nuestra apetencia. En nuestros sueños de ellos.»

O sea, no pasa nada, pero pasa mucho.

Gombrowicz se empieza a preguntar si no es que se darían cuenta estos adolescentes de que ambos tenían el poder de excitar y seducir.

«Empiezo a pensar que tal vez no son tan ingenuos como aparentan.»

«La situación, en definitiva, consistía en que los cuatro éramos cómplices de facto, sin decirnos nada, en un asunto inconfesable para el que no cabían explicaciones – donde la vergüenza nos ahogaba.»

«¿Pero de dónde me venía a mí aquella sensibilidad ante los cuerpos? ¿Por qué aquella pasión de acecho avergonzado e involuntario como por un ojo de cerradura?»

… y es que lo que pasó con los muchachos lo empieza a sensibilizar también con otras personas.

Cuando no está cerca de Fryderyk, Gombrowicz constantemente se pregunta dónde andará el viejo.  ¿Estará cerca de los muchachos? Sentía celos.

Sorprende a Fryderyk espiando a Henia, mientras es cortejada por un viejo abogado. Se une a espiar junto a Fryderyk y se da cuenta de que Karol también está espiando la escena y deduce que lo invitó Fryderyk.

«Incomprensibles son los diseños del hombre y de todos los fenómenos. Aquello allí… era tremendamente significativo -pero no se podía comprender, no acababa de descifrarse…»

Con respecto a Karol dice:

«Sólo me daba cuenta o tal vez sospechaba, que todo era un intento de su adolescencia por entrar en contacto con mi madurez y además yo sabía que él no tenía ascos y que su hambre, su avidez, le hacían asequible.»

«Yo sentía que aquel ser pretendía seducirme mediante su juventud y era como si yo, el adulto, quedara comprometido sin remedio.»

Gombrowicz le pregunta a Karol si está enamorado de Henia y el joven lo niega porque se conocen desde muy niños y porque en realidad le gusta Doña María, madre de Henia, confesión que trastorna todavía más a Gombrowicz.

Gombrowicz se pregunta ahora si Karol quisiera ser un joven con una señorita o un joven con mayores. Un joven que irrumpe en la maturidad. Continúa su obsesión. ¿Qué era lo que realmente le gustaba a Karol? A lo mejor se aburría y sólo quería divertirse.

«Me angustió la idea de que su hermosura buscara mi fealdad.»

El punto de vista de la narración está centrado en Gombrowicz, pero de repente se nos deja ver cómo Fryderyk a su vez también se pregunta qué ha hecho él con los muchachos, qué sabe de ellos… y lo mismo se pregunta Gombrowicz.

«El horror grotesco me despertaba ante todo el hecho de que éramos como una pareja de enamorados en frustración. Desdeñados por aquella otra pareja de amantes; nuestra llama, nuestra excitación, no tenía nada en qué descargarse y entonces se encendían entre nosotros… no nos quedaba nada…. salvo nosotros… el uno para el otro… y asqueados el uno del otro, nos juntábamos sin embargo en nuestra sensualidad irritada.»

«En aquella secreta conferencia entre nosotros, comprendí por fin qué golpe representaba para nosotros la indiferencia, finalmente indudable, de aquella pareja.»

Cualquier acto se vuelve enfermizo y raro, por ejemplo, en cierta ocasión, los muchachos pisan una lombriz y la matan y Gombrowicz no puede dejar de pensar que Fryderyk piensa que la mataron para él, por él, para unirse para él y por él en el pecado. Y él mismo se da cuenta de que se proyecta:

«Así debía de pensar Fryderyk en aquel momento pero es posible que yo le atribuya mis propios pensamientos.»

«Acaso en aquel momento él me atribuía también sus propios pensamientos… y pensaba de mí exactamente lo mismo que yo de él… muy bien podía ser pues que cada uno cultivara sus propias ideas introduciéndose en el otro»

Henia se compromete con Waclaw, el viejo abogado que la cortejaba.

Gombrowicz llega a la conclusión de que a los muchachos les atrae la idea de pecar uno con otro, pero también con Fryderyk y con él.

«Qué sistema de espejos -él se miraba en mí, yo en él- y así, hilando sueños por cuenta de otro, llegábamos hasta la idea que ninguno de nosotros se había atrevido a dar por suya.»

Así, Gombrowicz piensa que tal vez ellos no eran demasiado viejos para los muchachos o que su amor no era tan inasequible para ellos, al mismo tiempo que piensa que Fryderyk piensa lo mismo.

Ahora Gombrowicz le pregunta a Henia si quiere a Karol y ella dice que no porque todavía está verde. Sólo quiere acostarse un poquito.

Seguimos sin saber si los muchachos son tan inocentes o no y Gombrowicz se empieza a desesperar y a darse cuenta de que es preciso empezar  a ocuparse de otras cosas más importantes.

El día de la boda de Henia y Waclaw, se mete un joven a robar y ocurre un accidente. El joven queda herido y muere la madre de Waclaw. Esconden al joven herido en el desván.

Llega de visita un amigo de Hipolit: Siemian. Witold lo reconoce como uno de los peces gordos de la resistencia, un jefe que tenía en su historial muchas hazañas y a quien los alemanes buscan.

Waclaw le confiesa que le inquieta la relación de Henia con Karol. Sabe que no se ha entregado a él y eso le parece más temible que si vivieran juntos. Porque si se entregara a él podría defenderse, pero así no puede. Y al no haberse entregado, todavía es más suya.

 RAE (o… por favor, amplía tu vocabulario):

  • Pogromo = Matanza y robo de gente indefensa por una multitud enfurecida.

Veredicto:

Sólo para mentes retorcidas.

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