El grano de mostaza (1965)

«Tarde o temprano la enfermedad mental ataca a una de cada cinco familias.»

(Inscripción en la unidad psicopática del Hospital General del Distrito de Los Ángeles.)

demens

¿Qué contiene?

Un novelado (pero aburridísimo) catálogo de enfermedades emocionales.

¿De qué trata?

Giano Benedetto, un curandero espiritual, llega a Estados Unidos procedente de Roccalunga, en los Alpes Dolomíticos, para ayudar  a los Fieldings, familia de un amigo suyo. Paralelamente a la ayuda que le presta a Anthony Fielding (supuestamente dañado emocionalmente por la guerra de Corea), revisa todos los casos clínicos que se le presentan, lo cual permite a la autora realizar una especie de crítico estudio sociológico de la sociedad de la época.

Revisa casos como el de una actriz toxicómana, una mujer neurótica, un alcohólico, un homosexual… De hecho el caso del homosexual es el que me pareció más interesante:

«Quinto caso clínico

JOHNNIE CRAIG

EDAD: 21 años

Cociente de inteligencia: 114

Estado físico: bueno. Leve anemia

Personalidad psiconeurótica: Homosexualidad

… la homosexualidad no es una causa, sino un resultado, un síntoma secundario de algún defecto o resquebrajadura o debilidad más profundamente arraigadas en la personalidad. Frecuentemente representa la negativa del homosexual a cumplir con su deber, no sólo biológicamente, sino en general. El homosexual esquiva las obligaciones y responsabilidades comunes del hombre, no se muestra dispuesto a adaptarse, a ocupar su lugar, a cumplir una tarea corriente, a fundar y mantener una familia, a pasar por la adaptación y dificultades de crecer. En cierto sentido, todo homosexual es un caso de desarrollo parcialmente detenido, y detenido no sólo intelectual, sino sexualmente. Prefiere permanecer en el nivel de la prepubertad, en que el sexo es aún experimental, ambivalente, caótico; prefiere el juego fácil, pueril, con su propio sexo, a las exigencias más difíciles del ayuntamiento normal. Nopocas veces extrae el homosexual, de esta dudosa distinción, el derecho a una vida de promiscuidad, vacío de emociones y satisfacciones profundas. Y así la homosexualidad -como la frigidez en la hembra de la especie- no es más que otra variante de la enfermedad más difundida en nuestra época: una incapacidad y, en verdad, una hostilidad para el amor.

Con frecuencia el homosexual compensa sus defectos desarrollando en sí un curioso orgullo, un tanto vanidoso, por el hecho de ser diferente, por no pertenecer a la gris mayoría heterosexual. En rigor, los homosexuales sufren de todas las características de un pronunciado complejo de minorías. Están llenos de resentimiento, constantemente se sienten oprimidos, perseguidos.

Actúan como una raza aparte, exageran enormemente la importancia relativa de su problema. Tienden a concentrar la culpabilidad de cualquier fracaso y defecto individual en ese solo punto: ellos constituyen una minoría. Poseen la típica tendencia del grupo minoritario a reclamar para su propia tribu a todo genio, muerto o viviente, y al mismo tiempo se desprecian entre sí por ser lo que son. Las minorías, por su misma naturaleza, buscan conversos, se convierten en mayorías. Pero la preponderancia de los homosexuales pondría fin, es evidente, a nuestra obligación y objetivo biológico. Se trata de la supervivencia de la especie; por eso las leyes de todas las religiones y de todos los gobiernos tienen que mostrarse intolerantes. En el apogeo de una cultura se produce por lo general un punto de ablandamiento en que aquélla se dice: toleramos la homosexualidad, estos jóvenes son encantadores, talentosos, divertidos; busquémosles un lugar, dejemos que sean actores, bailarines, artistas y poetas; que hermosos pajes lleven la cola del vestido de nuestra señora; gocemos con el espectáculo de hermosos atletas, soldados y muchachos-prostitutas. Pero en ese cenit de la cultura comienza rápidamente la decadencia. Porque la tolerancia pública y un punto de vista puramente estético en cuestiones de desviaciones sexuales señalan la fatiga de una raza, casi una tendencia al suicidio racial.»

A lo largo del libro se nos describe detalladamente caso por caso, mientras Benedetto se va involucrando más y más con la familia Fielding hasta llegar a esclarecer el oscuro secreto detrás de Anthony: violó a su propia hermana Lissa.

Nuestro protagonista termina  regresando a sus Alpes. Qué fácil ser tan sano ahí…

Citas:

  • «… tu dolor significa que estás vivo. Los muertos no sufren.»
  • «Nadie puede ser feliz sin autodisciplina y dedicación.»
  • «Se pueden superar los defectos del cuerpo si uno está dispuesto a hacer su parte. Los dolores y las enfermedades no son más que el resultado de nuestro egoísmo innato, y cuanto mayor el egoísmo y la importancia que nos asignamos, más grande el sufrimiento.» Creo que es precisamente por ese motivo, que la gente no entiende que la medicina debe ser preventiva y no correctiva.
  • «Las mentiras son como el papel cazamoscas, pegajosas, y cuanto más trata uno de quitárselas de encima más se le adhieren a uno.»
  • «No hay ningún Shangri-la sin una enorme cantidad de cloacas, ningún proyecto sin cavar primero  montañas de basura.»

Curiosidades:

  • El título de la obra hace referencia a los versículos 31 y 32, capítulo 13, de San Mateo: «El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que tomó en la mano un hombre y lo sembró en el campo, el cual es a la vista menudísimo entre todas las semillas, mas en creciendo viene a ser mayor que todas las legumbres y hácese árbol, de forma que las aves del cielo bajan y se posan en sus ramas.»
  • Las medusas siempre tienen un punto negro adentro, y cuando uno las saca de su elemento, se deshacen y lo único que queda de ellas es ese punto negro.

Veredicto:

Aburridísimo. Baum fue una estupenda escritora, pero este libro no es su mejor obra, definitivamente.

De todas formas siempre será de mis favoritas. No sólo fue extremadamente culta, capaz de escribir sobre cualquier tema, sino que siempre me intrigará cómo le alcanzó la vida para escribir tanto como lo hizo.